Introducción – ¿Qué es la PIF?
La peritonitis infecciosa felina (PIF) es una enfermedad grave que afecta tanto a félidos domésticos como salvajes de todo el mundo. El agente etiológico es el coronavirus felino (FCoV) que muta del biotipo entérico, casi inofensivo (coronavirus entérico felino, CVEF), al biotipo sistémico, altamente virulento (virus de la peritonitis infecciosa felina) 1. El FCoV es un virus grande, con envoltura, ARN monocatenario, de cadena positiva y frecuente en gatos, con una seroprevalencia superior al 90% en hogares con varios gatos 2. En este artículo se revisa la etiopatogenia del virus de la PIF y las opciones para su diagnóstico. Aunque el tratamiento queda fuera del alcance de este artículo, cabe señalar que, a pesar de que históricamente se haya considerado una enfermedad mortal, recientemente se han desarrollado nuevos enfoques terapéuticos (cuyo uso no se ha autorizado en la mayoría de los países) que han demostrado tener una buena eficacia 3.
Etiopatogenia de la PIF
La transmisión del virus se produce principalmente por vía fecal-oral, aunque en raras ocasiones se ha descrito la transmisión transplacentaria así como a través de la saliva 1. Las bandejas de arena son la principal fuente de infección, ya que el FCoV puede sobrevivir en la materia fecal durante 7 semanas 4. Los gatitos normalmente se infectan cuando los anticuerpos maternos empiezan a disminuir, normalmente en torno a las 5-6 semanas de edad 5. El FCoV alcanza las células epiteliales columnares del intestino delgado, donde se replica, pudiendo aparecer signos gastrointestinales muy leves (o, a veces, más graves) 6. Incluso en gatos sanos, el virus se replica dentro de los monocitos y es posible detectarlo en la sangre durante un breve periodo de tiempo 7.
Se han identificado tres patrones principales de excreción del virus a través de las heces. Un pequeño porcentaje de gatos (3-9%) parece ser resistente a la infección y nunca excreta el virus, o lo hace durante un breve periodo de tiempo; un 10-15% excreta el virus a largo plazo o persistentemente, mientras que la mayoría (70-80% de los gatos) parece excretar el virus de forma intermitente. Este último patrón probablemente se deba a la reinfección continua y/o a las limitaciones de las pruebas de PCR 1,8. La excreción fecal en gatos jóvenes es muy elevada, especialmente en hogares con varios gatos. Cuanto mayor sea la carga viral, mayor será la replicación del virus y, por tanto, también lo será la tasa de mutación 8. De este modo se desarrollan varias poblaciones virales genéticamente relacionadas, pero distintas (“cuasiespecies”), y una de ellas cambiará su tropismo celular, adquiriendo la capacidad de replicarse eficazmente dentro de los monocitos/macrófagos y activarlos y de diseminarse sistémicamente 1,8.
Además, el tipo de respuesta inmunitaria del huésped, junto con otros factores (p.ej., el estrés), puede desempeñar un papel tanto en la patogenia como en el tipo de enfermedad 8. De hecho, mientras que la respuesta mediada por células parece conferir resistencia al desarrollo de la enfermedad, para que se desarrolle la forma “húmeda” o efusiva de PIF es necesaria una marcada respuesta inmunitaria mediada por linfocitos B. La forma “seca” o no efusiva, parece deberse a una respuesta mediada por células parcialmente eficaz, de manera que las lesiones se concentran en un número limitado de órganos 9. Es frecuente que ambas formas se solapen, pudiéndose dar casos no efusivos que en fases terminales desarrollan derrames, o formas efusivas en las que se observan lesiones granulomatosas en la necropsia 6.
Aunque se ha aceptado ampliamente que la respuesta inmunitaria influye en el curso de la infección, aún no se ha identificado la mutación responsable del cambio del biotipo FECV al FIPV. Esto limita la posibilidad de diagnosticar PIF mediante la identificación de la cepa mutada, ya que los resultados de la serología o de la PCR serán positivos en gatos infectados por cualquiera de ambos biotipos. Por lo tanto, el diagnóstico se debe basar en otros hallazgos clínicos y en las pruebas de laboratorio cuando se obtengan resultados muy específicos o que aumenten la probabilidad diagnóstica de PIF 1,6,8.
Anamnesis y signos clínicos
Los gatos con PIF suelen ser jóvenes (especialmente < 2 años) y parece haber una mayor predisposición en los machos. Sin embargo, también pueden verse afectados gatos de edad avanzada (> 10 años) y, recientemente, se ha observado un aumento de gatos adultos infectados, especialmente, con la nueva variante FCoV 23 8,10. En la anamnesis se suele hacer referencia a un acontecimiento estresante reciente, como la adopción o la esterilización 11. Los gatos procedentes de entornos donde conviven con otros gatos tienen un mayor riesgo de desarrollar PIF; aunque en un estudio a gran escala se observó que la mayoría de los gatos enfermos procedían de hogares con uno o dos gatos y en dicho estudio también se sugirió que los gatos afectados habían estado expuestos previamente al virus 1,11.
Los signos clínicos que se pueden observar en ambas formas de PIF son letargia, inapetencia, pérdida de peso/retraso del crecimiento, fiebre (que sube y baja, 39,5-40°C), linfadenopatía e ictericia (Figura 1) 11,12. La PIF efusiva (húmeda) se caracteriza por la vasculitis difusa y la serositis, que da lugar a uno o más derrames en cavidades corporales (abdominal, pleural, pericárdica y, raramente, escrotal), produciéndose con frecuencia ascitis y distensión abdominal (Figuras 2 y 3) 13. Los signos de la PIF no efusiva (seca) dependen de la localización de las lesiones granulomatosas; frecuentemente el sistema nervioso central (con signos de convulsiones, alteraciones del comportamiento, ataxia, nistagmo, hiperestesia o a veces parálisis y depresión), ojos (con signos de uveítis y/o coriorretinitis) (Figura 4) y/u órganos abdominales como los ganglios linfáticos, los riñones, el hígado, el bazo y/o el tracto gastrointestinal 1,8. Ocasionalmente, la PIF no efusiva puede ser localizada, pudiéndose palpar grandes masas abdominales como las de un tumor; pueden producirse por el aumento de tamaño de los ganglios linfáticos mesentéricos o por lesiones intestinales solitarias, especialmente en el colon o la unión ileocecocólica (Figura 5) 13,14.