Revista veterinaria científica internacional para el profesional de los animales de compañía
Veterinary Focus

Número de edición 24.3 Nutrición

Tendencia “BARF” – ventajas, inconvenientes y riesgos

Fecha de publicación 04/03/2021

Escrito por Stefanie Handl

Disponible también en Français , Deutsch , Italiano , Română , English y ภาษาไทย

Según parece, la tendencia de alimentar a los perros y gatos con alimentos crudos comenzó en 1990, cuando un veterinario australiano publicó un libro en el que describía los beneficios de este tipo de alimentación para los perros.

Las dietas BARF se basan en adaptar el modelo depredador-presa a los perros y gatos domésticos, proporcionándoles una alimentación que consiste esencialmente en carne cruda con una gran proporción de “huesos carnosos” y vísceras.

Key points

El enfoque de las dietas BARF se basa en adaptar el modelo depredador-presa a los perros y gatos domésticos, proporcionándoles una alimentación que consiste fundamentalmente en carne cruda con una gran proporción de “huesos carnosos” y vísceras.


Antecedentes

Según parece, la tendencia de alimentar a los perros y gatos con alimentos crudos comenzó en 1990, cuando un veterinario australiano publicó un libro en el que describía los beneficios de este tipo de alimentación para los perros 1. El término “BARF” es el acrónimo en inglés de Biologically Appropiate Raw Food (Alimentos crudos biológicamente apropiados) o de Bones And Raw Food (Huesos y alimentos crudos) y, actualmente, este acrónimo se conoce en todo el mundo. Aunque existen otras teorías y conceptos mucho menos conocidos sobre la llamada “correcta alimentación cruda” como el Prey Model (modelo de presa) o la Ultimate Diet 2, (dieta definitiva), en general, el término BARF es el que se utiliza para designar a las dietas a base de alimentos crudos.

El enfoque de las dietas BARF se basa en adaptar el modelo depredador-presa a los perros y gatos domésticos mediante una alimentación que consiste básicamente en carne cruda junto con una gran proporción de “huesos carnosos” y vísceras (Figura 1). También en esta dieta se incluye una pequeña proporción de frutas, verduras, frutos secos, plantas, aceites, huevos y lácteos. Los cereales, por lo general, no se recomiendan, aunque a veces se utilizan otras fuentes de carbohidratos como las patatas y legumbres. A pesar de que se excluyen “los ingredientes artificiales” (tales como los suplementos vitamínicos o minerales), en el mercado hay una gran variedad de suplementos especialmente dirigidos a los animales que siguen una dieta BARF.

Figura 1. Las dietas BARF se basan en adaptar el modelo depredador-presa a los perros y gatos domésticos, proporcionándoles una alimentación que consiste esencialmente en carne cruda con una gran proporción de “huesos carnosos” y vísceras. © Shutterstock

El motivo más importante por el que un propietario elige una dieta BARF para su mascota es querer seguir “una alimentación más natural y saludable” (Figura 2) 3 4. También puede que el propietario de un animal con una enfermedad crónica (trastornos cutáneos, gastrointestinales o una alergia) espere una mejoría con este tipo de dietas. Los alimentos comerciales a veces son criticados, pues sus detractores opinan que contienen “residuos y sustancias químicas” o que son responsables de varias enfermedades. Estas opiniones crean inseguridad en el propietario, y como consecuencia, la búsqueda de otras opciones que considera “más sanas”.

Figura 2. Según una encuesta realizada en Austria y Alemania en el 2011, el motivo más importante por el que un propietario elige una dieta BARF es para proporcionar “una alimentación más sana y natural” a su mascota, aunque también se citan otras razones (trastornos cutáneos, trastornos gastrointestinales y alergias) 3 4.

Las principales fuentes de información sobre las dietas BARF son las páginas web y los libros (Figura 3) 3 4. Lamentablemente, los autores de estas fuentes son profanos en la materia y la información proporcionada puede ser confusa o incluso errónea, a pesar de que se difunda con un estilo científico. El concepto de las dietas BARF se divulga de una forma muy emocional y se presenta como si fuera la cura para todas las enfermedades, problemas o trastornos del comportamiento. De esta forma, los propietarios que en un principio no tendrían en consideración la alimentación cruda, terminan convenciéndose de que los alimentos comerciales son perjudiciales para su perro o gato.

Figura 3. Según una encuesta realizada en Austria y Alemania en el 2011, las principales fuentes de información sobre las dietas BARF son las páginas web y libros no científicos 3 4.

Opiniones y hechos

En primer lugar hay que aclarar que no hay ningún estudio científico sobre el efecto a largo plazo de la alimentación cruda. Por tanto, sus ventajas e inconvenientes solo pueden deducirse a partir del conocimiento de la ciencia de los alimentos y de la fisiología de la nutrición. Las ventajas de las dietas BARF que los propietarios suelen citar con más frecuencia se enumeran a continuación junto con los comentarios oportunos.

  • Conocer el origen y composición del alimento
    ­- pretendiendo evitar alérgenos o ingredientes de poca tolerancia o de mala fama.

  • Evitar aditivos
    ­- los propietarios suelen considerar que los aditivos no son buenos y que son “químicos innecesarios”. Consideran que se añaden aromatizantes al alimento para engañar al animal, haciendo que consuma un alimento de baja calidad o incluso convirtiéndolo en “adicto”. Muchos propietarios desconocen que varias vitaminas y oligoelementos esenciales pertenecen al grupo de los aditivos, y todos los aditivos se someten a los rigurosos procedimientos regulatorios de cada país para su aprobación.

  • Evitar cereales
    ­- la opinión de que el gluten y todos los cereales son perjudiciales para el perro y el gato carece de fundamento científico. Cabe suponer que antes de que se introdujeran en el mercado los alimentos para perros, muchos perros comían gran cantidad de productos con cereales (p.ej., pan, galletas). Las Investigaciones sugieren que el perro se ha adaptado genéticamente al consumo de carbohidratos a lo largo de su evolución 5. Los gatos también pueden metabolizar los carbohidratos aunque en menor medida que los perros. Solo se deberían evitar los alimentos “con gluten” en el caso de una intolerancia al gluten, algo muy poco frecuente.

  • Los nutrientes se destruyen por efecto del calor
    ­- indudablemente, algunos nutrientes como las vitaminas del grupo B y la vitamina A no son termoestables, pero este hecho se tiene en cuenta a la hora de elaborar los alimentos, incorporándose la cantidad de nutrientes necesaria para compensar el efecto térmico. Aunque el tratamiento térmico reduce la biodisponibilidad de algunos aminoácidos, y particularmente de la lisina, en la práctica, la deficiencia de aminoácidos no suele suponer un problema siempre que los animales consuman un alimento con proteína de buena calidad.
    ­- también se cita como argumento a favor de la carne cruda el hecho de que las enzimas de la carne se destruyen por el efecto del calor, pudiendo producirse una “deficiencia enzimática”. Este argumento indica que los propietarios pueden creer erróneamente que las enzimas del alimento son necesarias para el proceso de la digestión.

  • Menos cantidad de heces y de mejor consistencia
    ­- las dietas BARF suelen ser muy digestibles, y de hecho su digestibilidad podría ser superior a la de algunos alimentos comerciales de mala calidad. Sin embargo, el hecho de cocinar la carne no afecta negativamente a su digestibilidad, y se pueden formular dietas caseras muy digestibles a base de alimentos cocinados.

  • Mejora la salud dental por el aumento de la masticación
    ­- masticar los trozos duros de carne y morder los huesos fortalece el periodonto y limpia la superficie de los dientes. Esto parece cierto, pero también hay que señalar que se pueden producir lesiones como consecuencia de morder y comer huesos (Figura 4).

Figura 4. Morder huesos puede contribuir a limpiar la superficie de los dientes, pero también puede causar lesiones en la cavidad oral y fracturas dentales. © Dr. Javier Collados

La mayoría de los efectos beneficiosos de estas dietas se basan en impresiones subjetivas, no demostrables objetivamente en un contexto clínico; como por ejemplo “pelo brillante”, “comportamiento vivaz” y “mejor complexión física”. No hay ninguna duda de que una alimentación inadecuada en un individuo causa deficiencias nutricionales y signos clínicos como la disminución del apetito y problemas digestivos o cutáneos, pero también es cierto que hay muchas otras causas patológicas que se pueden manifestar con los mismos signos. Los propietarios últimamente están muy sensibilizados con las “intolerancias a los alimentos comerciales” de manera que si comienzan a observar signos clínicos, directamente cambian de alimento por una dieta cruda, sin tener en cuenta otras causas más probables como las enfermedades infecciosas y parasitarias.

Riesgos asociados a la alimentación cruda

Cuando se utilice una dieta basada en alimentos crudos se deben considerar estos riesgos:

1.    Desequilibrios nutricionales.
2.    Riesgos higiénicos asociados a la carne cruda.
3.    Problemas asociados al consumo de huesos.
4.    Alimentos no apropiados y perjudiciales.

1. Desequilibrios nutricionales

Se ha afirmado con cierta frecuencia que “una dieta parecida a la natural” cubre de forma automática todas las necesidades, y por tanto, los suplementos “artificiales” no son necesarios o incluso podrían ser perjudiciales. Lo que sí es cierto es que, independientemente del tipo de alimentación, el organismo solo podrá absorber los nutrientes que reciba. Por tanto, es necesario conocer los diferentes nutrientes que cada componente de la dieta aporta y cómo se deben combinar para formular una dieta que cubra las necesidades del organismo. En muchos libros y páginas web se pueden encontrar recetas de dietas BARF, pero lamentablemente, la mayoría son incorrectas en varios aspectos. Los errores más frecuentes que se han encontrado son:

  • Nivel de proteínas muy alto
    ­- aunque actualmente se piensa que las proteínas no son nocivas para los animales sanos, no se recomiendan dietas altas en proteínas en los animales de edad avanzada, y especialmente, en caso de enfermedad hepática o renal.
  • Nivel de proteínas bajo
    ­- p.ej., cuando se utiliza exclusivamente carne alta en grasa.
  • Nivel de grasas muy alto (> 30% en materia seca)
    ­- aumenta el riesgo de pancreatitis en el perro 6.
  • Deficiencia o exceso de suplementación de calcio y relación calcio-fósforo incorrecta
    ­- especialmente peligroso en los cachorros (Figura 5).
  • Deficiencia de vitamina A o exceso en la suplementación
    ­- los gatos no pueden sintetizar la vitamina A a partir de los carotenoides y necesitan ingerir productos de origen animal ricos en vitamina A.
  • Deficiencia de vitamina E
    ­- se ha dicho en algunas ocasiones que los perros y los gatos no necesitan suplementos de vitamina D porque la pueden sintetizar de forma endógena, pero ¡esto no es cierto!
  • Deficiencia de oligoelementos (zinc, cobre, yodo, manganeso)
  • Suplementos innecesarios o incluso nocivos

Figura 5. Radiografía dorsoventral de la columna lumbar y extremidades posteriores de un perro con hiperparatiroidismo nutricional secundario. Se puede apreciar el adelgazamiento cortical y las fracturas en la pelvis y ambos fémures. © Dr. Francis Kallfelz


Para obtener más información sobre estas deficiencias nutricionales se recomienda consultar la literatura científica sobre nutrición y fisiología básica. Es importante señalar que cuando un animal tiene una deficiencia específica de vitaminas u oligoelementos, puede no presentar ningún signo clínico durante meses e incluso años, hasta que el organismo agote sus reservas o hasta que se incrementen sus necesidades por una situación determinada o por una enfermedad. Como la apariencia del animal puede ser de buena salud, el propietario muchas veces argumenta: “mi perro/gato tiene un aspecto saludable, no puede tener una deficiencia nutricional”, o “los análisis de sangre están bien, así que su alimentación es correcta”. Merece la pena explicar al propietario que mediante un análisis de sangre no es posible determinar si la alimentación es correcta o no. Los análisis de sangre reflejan una situación puntual, pero los ligeros cambios que se van produciendo gradualmente y a largo plazo no aparecerán reflejados hasta que estas deficiencias o excesos nutricionales acumulados sean muy marcados.

Los niveles séricos de calcio y fósforo se mantienen constantemente en un margen muy estrecho, y cualquier alteración en estos valores indica que existe una patología; pero es raro que esté relacionada con la alimentación. Para poder evaluar el aporte nutricional de un animal hay que estudiar la composición de su dieta.

De manera convencional para calcular las necesidades nutricionales de los animales, se utilizan las recomendaciones del consejo de investigación y de los organismos oficiales*7.

* Los alimentos comerciales para perros y gatos se formulan siguiendo las directrices marcadas por las guías nutricionales. Dependiendo del país de fabricación o venta, las guías que se siguen son las del Consejo de Investigación Nacional (NRC), de la Federación Europea de Fabricantes para Animales de Compañía (FEDIAF) o de la Asociación Americana de Controladores de Alimentos (AAFCO). El seguimiento de estas directrices permite asegurar que el alimento está equilibrado y es seguro para el animal al que va destinado. Dichas guías se pueden consultar y comprar en sus correspondientes páginas web.

Los partidarios de las dietas BARF critican estas guías porque se basan en estudios con dietas purificadas, por lo que no se pueden aplicar al caso de los alimentos crudos. Sin embargo, en los valores recomendados se incluye un margen de seguridad considerando las posibles diferencias entre las digestibilidades de los alimentos comerciales, y aunque no hay unos valores específicos para los alimentos crudos, a día de hoy, la mejor información disponible es la del NRC. Es muy poco probable que si se diseña una dieta BARF siguiendo las recomendaciones del NRC se produzca un exceso de nutrientes, pero en cualquier caso, para evaluar una dieta BARF se pueden utilizar las necesidad mínimas y los límites máximos de seguridad indicados por el NRC.

Algunos propietarios no quieren utilizar suplementos (p.ej., minerales) porque los consideran “artificiales”, así que pretenden cubrir todas las necesidades nutricionales de su perro o gato mediante “fuentes naturales” como frutas, verduras, plantas y frutos secos. Es importante señalar que el contenido de vitaminas y oligoelementos de estos ingredientes se suele sobrestimar y en realidad el aporte nutricional es demasiado bajo como para considerarse adecuados a unas dosis realistas. Mucha de la “ciencia” que hay detrás del uso de las hierbas o plantas naturales se extrapola de la medicina humana tradicional, y los efectos beneficiosos que se han sugerido en perros y gatos representan casos aislados, de manera que la mayoría de las ventajas que se divulgan no se han demostrado en los animales.

Formular una dieta BARF basándose en el valor nutricional de cada ingrediente para cubrir todas las necesidades nutricionales sin tener que suplementar con minerales y/o vitaminas es posible, pero muy complicado, y solo debería realizarse mediante el asesoramiento nutricional de un profesional.

Entre los propietarios de perros los suplementos nutricionales a base de hierbas, algas, arcillas medicinales (como la alemana llamada Heilerde o “tierra curativa”) u otros similares son especialmente populares. Se consideran fuentes naturales de unos nutrientes inespecíficos llamados “elementos vitales”. Normalmente, la información de estos productos es insuficiente o incompleta. A veces no aparece la composición detallada, y casi nunca se proporciona el análisis nutricional, por lo que estos suplementos no se deben recomendar. Los tipos de oligoelementos incluidos pueden variar mucho; por ejemplo, las algas marinas (algas pardas marinas, Ascophyllum nodosum) son una buena fuente de yodo pero las algas de agua dulce (Spirulina y Chlorella) no contienen yodo. Por último, no se pueden olvidar los posibles efectos secundarios e interacciones con otros componentes.

2. Riesgos higiénicos asociados a la carne cruda

La carne puede contener virus, bacterias y parásitos. El riesgo más importante es la presencia del virus de la enfermedad de Aujeszky (pseudorrabia), que es mortal en perros y gatos. Muchos propietarios saben que no deben dar a sus mascotas la carne de cerdo cruda, ya que recientemente se han descrito casos de perros de caza que han muerto tras estar en contacto con la carne de jabalí 8 (Figura 6). No obstante, todo tipo de carne cruda es potencialmente peligrosa, especialmente si al prepararla no se han seguido las normas básicas de seguridad alimentaria.

Figura 6. Es posible que los perros de caza consuman carne cruda, pudiendo tener un mayor riesgo de enfermedades como la enfermedad de Aujeszky y las endoparasitosis. © Shutterstock

La carne cruda también puede transmitir a los perros y gatos varias bacterias patógenas, entre las que se incluyen E. coli, Salmonella, Campylobacter y Yersinia, además de endoparásitos como la tenia (Echinococcus spp.). Por otro lado, también hay que considerar los riesgos para la salud humana; la carne cruda puede ser portadora, además de las bacterias intestinales potencialmente patógenas, de otras bacterias responsables de zoonosis, como la tuberculosis o la tularemia. Además, tanto los animales de producción como los animales salvajes pueden ser portadores de Toxoplasma.

Los defensores de las dietas BARF suelen rebatir estos argumentos sugiriendo que los perros y gatos son “inmunes” a estos patógenos. Es cierto que en los perros y gatos la gastroenteritis por Salmonella o E. coli es mucho menos frecuente que en las personas; sin embargo existe el riesgo de contraer otras enfermedades graves, incluso una septicemia, siendo particularmente susceptibles los animales inmunodeprimidos.

El mayor riesgo de las dietas BARF es el que afecta a la salud humana debido a la manipulación de la carne cruda, pero también hay otros motivos (Figura 7). Los perros y los gatos que ingieren carne cruda infectada pueden convertirse en portadores asintomáticos y pueden diseminar patógenos que afecten a las personas. Por ejemplo, la Salmonella de las heces puede propagarse durante varias semanas, y las bacterias pueden contaminar la piel del animal, las áreas donde descansa y, finalmente, todo el hogar.

Figura 7. El mayor riesgo de las dietas BARF es el que puede afectar a la salud humana, debido entre otras causas, a la manipulación de la carne cruda. © Shutterstock

En casi toda la comunicación sobre las dietas BARF se resta importancia al riesgo higiénico asociado a la manipulación de carne cruda. Es cierto que a día de hoy, en los alimentos que nosotros consumimos, prácticamente se eliminan casi todos los posibles riesgos y pueden considerarse alimentos seguros, pero los alimentos de las dietas BARF muchas veces no provienen de la industria alimentaria humana. Además, ahora existe un nuevo mercado en el que se puede comprar online carne cruda y subproductos cárnicos crudos para elaborar una dieta BARF. Dichos productos suelen enviarse congelados, pero no están sometidos a las mismas condiciones higiénicas de control que las de la industria alimentaria, de manera que no se puede garantizar que siempre se desinfecten los medios o contenedores de transporte, o que se mantenga la cadena del frío. Por otro lado, ya se comercializan varios preparados a base de alimentos crudos combinados, y en varios estudios se ha observado que la calidad de estos productos es deficiente debido a la contaminación bacteriana 9 10. Es importante destacar que las bacterias, como la Salmonella, también representan un riesgo en la fabricación de los alimentos comerciales para los animales de compañía. En la industria de la alimentación animal se debe mantener un alto estándar para asegurar la calidad y seguridad alimentaria durante el proceso de producción.


3. Problemas asociados al consumo de huesos

Entre las posibles lesiones que se pueden producir como consecuencia de comer huesos se incluyen las heridas en la cavidad oral, fracturas dentales, obstrucción de la tráquea o el esófago como consecuencia de la imposibilidad de paso del hueso, estreñimiento, íleo, e incluso perforación gastrointestinal (Figura 8). No se sabe si la frecuencia de estas lesiones ha aumentado en los últimos años, en los que las dietas BARF han ganado popularidad, pero la impresión subjetiva de algunos veterinarios de clínicas de pequeños animales es que estas lesiones son mucho más frecuentes de lo que eran hace cinco años, ya que entonces estos casos se consideraban raros.

Figura 8. Comer huesos puede provocar obstrucción en la tráquea, esófago o en el resto del tracto gastrointestinal, llegando a ser necesaria la intervención quirúrgica. © Shutterstock

4. Alimentos no apropiados o perjudiciales

Cuando un propietario elabora una dieta casera siempre existe el riesgo de que, por desconocimiento, incluya algunos alimentos muy poco digestibles o incluso tóxicos. La mayoría de los propietarios saben que no deben dar chocolate, uvas y cebolla a sus mascotas; pero existen otros alimentos más controvertidos que se recomiendan y venden como aptos para incluir en una dieta BARF. Un buen ejemplo de estos últimos alimentos es el ajo, ya que se considera beneficioso para la salud y con un efecto repelente de ectoparásitos, sin embargo, no solo es que no haya ningún estudio científico que lo demuestre, sino que además el ajo es nocivo para los eritrocitos. Lo mismo se puede aplicar al ajo silvestre y a la cebolleta que se consideran también como “plantas saludables”. Los defensores de su uso suelen argumentar que dichos alimentos se administran en cantidades muy por debajo de las tóxicas, pero la realidad es que se desconoce si esas pequeñas cantidades a largo plazo son nocivas o no, y por lo tanto, se debería evitar el uso del ajo y de plantas similares para los alimentos de perros y gatos. Hay además algunos alimentos que definitivamente no son aptos para ofrecer en una dieta cruda:

  • Huevos
    ­- los huevos crudos contienen avidina, que se une a la biotina dando lugar a deficiencia de biotina.
    ­- la clara del huevo contiene un inhibidor de la tripsina que dificulta la digestión de las proteínas.

  • Pescado
- muchos pescados crudos contienen tiaminasa, que destruye a la tiamina.
- el pescado contiene trimetilamina, componente orgánico que se une al hierro y (a largo plazo) puede causar anemia.

  • Judías (género Phaseolus)
    ­- contienen lecitinas y taninos (que lesionan la mucosa gastrointestinal), inhibidores de tripsina (que dificultan la digestión de las proteínas) y glucósidos cianogénicos (que pueden causar
-intoxicación por cianuro). Sin embargo, su consumo es seguro cuando se cocinan o se someten a un tratamiento térmico.

  • Cassava/Manioca
    ­- en crudo contienen glucósidos cianogénicos. Su consumo es seguro cuando se cocina o se somete a un tratamiento térmico.


Riesgos específicos

Existen dos problemas específicos atribuibles a las dietas BARF que merecen mencionarse.

  • Tirotoxicosis; varios estudios 11 12 han indicado que los perros que consumen carne con tejido tiroideo pueden desarrollar hipertiroidismo o tirotoxicosis. Las hormonas tiroideas son termoestables, por lo que esta situación no afecta solo a los alimentos crudos, pero cabe destacar que en la dieta BARF se suele incluir carne procedente de cabeza y cuello. Por otro lado, la tráquea y la laringe pueden venderse como componentes de masticables e incluso en algunos alimentos enlatados en algunos países. Se desconoce la dosis segura, por lo que estos productos deben considerarse inapropiados. Hasta la fecha no se han documentado casos de tirotoxicosis en gatos, quizá porque estos productos no suelen destinarse a los gatos.

  • Detoxificación; en el material publicitario de las dietas BARF puede aparecer la advertencia de que al pasar de un alimento comercial a una dieta cruda, es posible que el animal presente trastornos digestivos y problemas de la piel. Estos signos se atribuyen al proceso de “detoxificación”, el cual se declara como necesario para eliminar los “químicos nocivos” del alimento comercial que el animal consumía previamente. Este concepto de la detoxificación proviene de la medicina humana alternativa, y carece de una base científica. Los trastornos digestivos y los problemas cutáneos podrían sin embargo indicar que hay problemas para tolerar el alimento. Este hecho refleja cómo los propietarios convencidos de los beneficios de las dietas BARF pueden considerar estos signos como positivos y sin embargo, estos mismos signos en un alimento comercial se tacharían de negativos.

Dietas BARF para los animales enfermos

Si un animal enfermo consume una dieta cruda es importante valorar si las características de la dieta (alta en proteínas y grasas, niveles de calcio y fósforo, riesgos higiénicos potenciales) son compatibles con las necesidades específicas asociadas a la enfermedad.

  • En los trastornos gastrointestinales, cuando la flora intestinal se encuentra alterada y se puede deducir que la permeabilidad de la mucosa intestinal es mayor, no se debería utilizar carne cruda con el fin de evitar así cualquier riesgo infeccioso (especialmente en caso de hematemesis y/o diarrea con sangre). Los alimentos crudos podrían ser adecuados en el caso de animales que requieren una pérdida de peso o en diabéticos, y podría ser necesario aumentar el nivel de fibra con salvado o celulosa.

  • En la enfermedad renal, las dietas BARF están contraindicadas ya que son demasiado altas en proteínas y fósforo.

  • En caso de neoplasias, los propietarios suelen buscar una “cura milagrosa” y pueden considerar cambiar hacia una alimentación “diferente”. Si el paciente se encuentra inmunodeprimido se debería evitar el riesgo de infección a través de la carne cruda, además se recomienda un mínimo de carbohidratos, para ayudar a mantener la función hepática y proporcionar un aporte rápido de energía al organismo. En el animal enfermo tampoco hay que ignorar el aporte de vitaminas y oligoelementos, ya que son necesarios para el funcionamiento óptimo del sistema inmune. También hay que tener en cuenta que un cambio en la alimentación representa un factor de estrés adicional, y no debería imponerse este cambio en pacientes con tumores, ya que suelen tener poco o ningún apetito.

Resumen

Aunque es posible alimentar a los perros y gatos con las dietas BARF, deben considerarse los diversos riesgos asociados. El veterinario debe explicar estos riesgos, pero también tiene que tener en cuenta la ideología y las circunstancias del propietario. Los propietarios quieren tomar la “mejor” decisión para sus mascotas, pero muchas veces no se basan en criterios objetivos, y suelen dejarse influenciar por la información de internet, por la publicidad o por otras personas. Si el propietario quiere utilizar una dieta a base de alimentos crudos, es esencial asesorarles nutricionalmente y controlar los alimentos incluidos en la dieta, ya que la información que se encuentra en internet y libros de divulgación no científicos rara vez es correcta. Todos los alimentos deben someterse a estrictos criterios de higiene, y los propietarios deben ser conscientes del riesgo específico de contaminación bacteriana cuando compran la carne a través de internet. Debe evitarse el uso de carne procedente de la cabeza o el cuello con tejido tiroideo. Particularmente, se debe desaconsejar la manipulación de alimentos crudos en hogares con personas de riesgo (niños pequeños, mujeres embarazadas, personas mayores o enfermos crónicos), así como en animales que tengan un contacto frecuente con esta población de riesgo, como por ejemplo lo perros de terapia y educación asistida.

Lectura complementaria

  • Freeman LM, Chandler ML, Hamper BA, et al. Current knowledge about the risks and benefits of raw meat-based diets for dogs and cats. J Am Vet Med Assoc 2013;243:1549-1558.

References

  1. Billinghurst I. Give your dog a bone (self-published) 1993.

  2. Schulze KR. The Ultimate Diet: Natural Nutrition for Dogs and Cats. Affenbar Ink 1998.
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  4. Handl S, Reichert L, Iben C. Survey on raw diets (“BARF”) and nutritional adequacy of raw diet recipes fed to cats in Austria and Germany. In Proceedings, ESVCN congress Ghent, Belgium 2013;118.
  5. Axelsson E, Ratnakumar A, et al. The genomic signature of dog domestication reveals adaptation to a starch-rich diet. Nature 2013;495:360-364.
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  12. Köhler B, Stengel C, Neiger R. Dietary hyperthyroidism in dogs. J Small Anim Pract 2012;53;182-184.
Stefanie Handl

Stefanie Handl

La Dra. Handl se licenció en la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena en el 2002, se doctoró en el 2005 y después trabajó como investigadora Leer más

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