Artroscopia
La artroscopia es una técnica ampliamente utilizada en personas, perros y caballos para el diagnóstico y el tratamiento de múltiples afecciones articulares, pero en gatos su uso se ha introducido más despacio, debido probablemente a la dificultad técnica que supone realizar una artroscopia en las articulaciones tan pequeñas del gato, el riesgo potencial de lesiones yatrogénicas, el coste y la disponibilidad del equipo necesario. En los últimos años, a medida que se ha ido adquiriendo más experiencia con la artroscopia y existe una mayor disponibilidad de instrumental más pequeño, también se ha ido extendiendo el uso de esta técnica en gatos, con muchos informes anecdóticos de éxito, pero todavía siguen faltando datos sobre su uso, avalados por la publicación de estudios revisados por pares.
La artroscopia se considera la herramienta diagnóstica de elección para evaluar el cartílago articular, debido a su mayor sensibilidad respecto a la radiografía, la TC y la RM. Además, la artroscopia puede ser terapéutica aparte de diagnóstica; en gatos se han descrito buenos resultados tras el desbridamiento por artroscopia de lesiones de osteocondritis disecante que afectaban al cóndilo femoral 22 y tras la eliminación de mineralizaciones en la articulación del codo 23. Aunque es una técnica intrínsecamente más invasiva que las mencionadas anteriormente, el desarrollo de artroscopios con agujas de pequeño diámetro, que se pueden utilizar en pacientes sedados, sin necesidad de la hospitalización, puede facilitar el uso de esta herramienta diagnóstica. La artroscopia proporciona una mejor visualización del cartílago articular, lo que facilitará en un futuro el diagnóstico precoz de OA felina.
Tendencias futuras
Otras áreas de interés que se están desarrollando para facilitar el diagnóstico precoz de la OA felina incluyen las pruebas sensoriales cuantitativas, la acelerometría, el análisis de placas de fuerza, la determinación de citoquinas séricas y la expresión génica diferencial 24,25,26,27. Actualmente, el valor de estas pruebas para el diagnóstico de OA en el ámbito de la clínica es limitado; aunque muestran diferencias entre los gatos normales y los que presentan dolor asociado a la OA, no se han establecido los valores de corte para estas pruebas y su disponibilidad es escasa. No obstante, se considera que, con una mayor investigación, estas pruebas probablemente sean útiles en el futuro tanto para el diagnóstico como para el seguimiento de la eficacia del tratamiento.
Conclusión
Los veterinarios clínicos deben tener presente dos cuestiones fundamentales: primero, cuanto antes se diagnostique la osteoartritis en los gatos, antes se podrá administrar el tratamiento adecuado; y, segundo, la radiografía no es la única opción para el diagnóstico de OA felina, y, de hecho, existen otras técnicas con mayor capacidad diagnóstica. La mayor disponibilidad de técnicas de diagnóstico por imagen como la TC, la RM y la artroscopia, proporcionan la oportunidad de mejorar la detección de lesiones de OA temprana. Además, para facilitar el diagnóstico, se debe fomentar el uso de cuestionarios, junto con las mediciones goniométricas.