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Veterinary Focus

Número de edición 33.2 Otros artículos científicos

Pérdida de peso inexplicable en el gato

Fecha de publicación 06/09/2023

Escrito por Audrey K. Cook

Disponible también en Français , Deutsch , Italiano , Português , English y ภาษาไทย

La pérdida de peso es un motivo de consulta frecuente en la clínica felina; este artículo describe el enfoque lógico que se debe seguir cuando un gato presenta pérdida de peso sin una causa aparente que lo explique.

© Shutterstock

Pérdida de peso inexplicable en el gato

Puntos clave

La pérdida de peso inexplicable en el gato se debe investigar en el momento que se detecte, puesto que suele indicar un cambio significativo en el estado de salud.


Los cambios sutiles en los resultados de los análisis de laboratorio rutinarios pueden ser claves para encontrar la causa de la pérdida de peso.


La enfermedad gastrointestinal es una causa frecuente de pérdida de peso en el gato, aunque puede no manifestarse con signos digestivos evidentes, como los vómitos o la diarrea.


Mientras se investiga la causa subyacente de pérdida de peso, las necesidades nutricionales del gato se deben evaluar y abordar.


Introducción

La pérdida de peso en el gato, sin un motivo aparente que lo explique, es una presentación frecuente en la clínica de pequeños animales y estos casos pueden ser tanto un reto como una frustración para el veterinario. Este artículo describe cómo podemos abordar de forma lógica esta situación en la que el diagnóstico no parece obvio, haciendo hincapié en la necesidad de seguir un enfoque paso a paso y teniendo en cuenta los costes asociados; en el Recuadro 1 se muestra el ejemplo de un caso típico.

Recuadro 1. El gato con pérdida de peso inexplicable: presentación típica.

Presentación

Son las 10 de una ajetreada mañana de lunes y la Sra. Smith llega a la clínica con su gato Freddie, un macho castrado de 8 años, para realizar la revisión anual. En la exploración física no se observa nada reseñable salvo una enfermedad periodontal de grado 2. Los resultados de las pruebas de laboratorio rutinarias* están dentro de los intervalos de referencia, pero Freddie ha perdido 0,5 kg desde su última visita.

*Hemograma completo; perfil bioquímico sérico; análisis de orina con examen del sedimento; flotación fecal; concentración total de tiroxina; pruebas de FeLV y FIV.

Seguimiento de Freddie

En la anamnesis averiguamos que Freddie toma un alimento seco para gatos de edad avanzada administrado ad libitum. Su cuidadora no es consciente de ningún cambio relacionado con la ingesta, pero no puede especificar la cantidad de alimento consumida. No ha observado vómitos ni cambios en la consistencia de las heces. Sin embargo, la albúmina sérica ha disminuido de 3,6 g/dl a 3,1 g/dl respecto al año pasado (intervalo de referencia: 2,8-3,6 g/dl).

Ante la sospecha de una enfermedad gastrointestinal subyacente se determina la concentración sérica de folato, cobalamina y PLI. Todos los valores se encuentran dentro del intervalo de referencia, pero el resultado de cobalamina de 388 µg/dl es cuestionable, ya que el intervalo normal de referencia varía en función del laboratorio utilizado. La ecografía abdominal no revela ningún hallazgo; el aspecto general del intestino y el grosor de la pared del intestino delgado son normales. 

Tras una conversación detallada con la cuidadora decidimos anestesiar a Freddie para realizar una profilaxis dental, incluyendo radiografías intraorales, y evaluar mediante endoscopia el tracto GI superior e inferior, tomando muestras de biopsia del estómago, duodeno, íleon y colon. 

Al realizar el procedimiento dental se confirma y aborda la presencia de enfermedad periodontal leve. En la histopatología del estómago y el duodeno se identifica un leve infiltrado linfoplasmocitario; en las biopsias ileal y colónica se observa un infiltrado histiocítico con levaduras intralesionales (aspecto compatible con Histoplasma capsulatum).

Posteriormente se confirma el diagnóstico de histoplasmosis mediante la realización de un test inmunoenzimático con una muestra de orina y se instaura con éxito el tratamiento con itraconazol.

 

 

Paso 1: revisar la historia clínica

Es posible que los cuidadores del gato se hayan acostumbrado a observar comportamientos anormales y no den la suficiente importancia a la presencia de signos clínicos como los vómitos. No es raro que el cuidador diga “parece que Fluffy está bien”, cuando en realidad su gato vomita una vez a la semana. Del mismo modo, es posible que el cuidador no reconozca la importancia de un cambio sutil en la consistencia de las heces o de un aumento de la diuresis. Si un gato tose ocasionalmente, su cuidador puede pensar que es porque tiene bolas de pelo y ni siquiera lo hablará con el personal de la clínica. La obtención de una historia clínica detallada, realizando preguntas abiertas para fomentar respuestas más completas, permite evidenciar problemas que podrían explicar la pérdida de peso y que merecen una posterior investigación.

Paso 2: revisar la exploración física

Muchas veces resulta muy útil repetir la exploración física del gato con pérdida de peso inexplicable, ya que inicialmente se pudieron pasar por alto, o no se dio importancia a las anomalías leves. Si inicialmente no se evaluó ni registró la puntuación de la condición muscular, ahora es el momento de hacerlo. Aunque puede resultar complicado explorar la cavidad oral de un gato despierto, la inspección visual de los dientes y las encías puede revelar una patología significativa. No obstante, es importante tener en cuenta que el examen visual superficial no permite descartar una enfermedad dental que tenga un impacto importante; el alcance de enfermedades dolorosas, como la resorción dental, solo se puede determinar realizando radiografías (Figura 1) 1. Se debe realizar un examen oftalmológico exhaustivo, buscando signos de uveítis o coriorretinitis. Aunque estos son hallazgos inespecíficos, se suelen observar en gatos con infecciones fúngicas o protozoarias (Figura 2) 2. Cualquier nódulo cutáneo o subcutáneo se debe examinar detenidamente, particularmente si se localiza próximo a la cadena mamaria. También es aconsejable observar al gato caminando para detectar signos de enfermedad articular, medular o neurológica; muchos veterinarios solo examinan al gato en la mesa de exploración y, por tanto, no pueden detectar problemas relacionados con la marcha, la coordinación o la fuerza muscular.

The right mandible of an 8-year-old cat with unexplained weight loss

lucent lesion in the caudal portion of tooth 407, and the loss of root structures

Figura 1. (a) Mandíbula derecha de un gato de 8 años con pérdida de peso sin una explicación aparente. Obsérvese la presencia de hiperemia y erosión en la cara mesial del diente 407. (b) Radiografía del mismo paciente. Obsérvese el área radiolúcida en la región caudal del diente 407 y la pérdida de estructuras radiculares; estos hallazgos son compatibles con una lesión de resorción dental tipo 2.
© Cortesía del Dr. Bert Dodd, Universidad A&M de Texas

Este gato tenía histoplasmosis sistémica y en el examen oftalmológico se observó una retinitis activa

Figura 2. A todos los gatos de edad avanzada se les debe realizar un examen oftalmológico completo, ya que se pueden detectar signos de enfermedad sistémica. Este gato tenía histoplasmosis sistémica y en el examen oftalmológico se observó una retinitis activa.
Cortesía del Dr. Luc Vallone, Universidad A&M de Texas

Paso 3: obtener una historia nutricional exhaustiva

Se debe obtener información detallada del tipo de alimento y de la cantidad ofrecida al gato, así como de la consumida diariamente, lo que permitirá calcular las calorías que realmente ingiere el gato. Desgraciadamente, obtener esta información puede resultar complicado, ya que el modo de alimentación de muchos gatos es ad libitum, por lo que el cuidador puede desconocer la cantidad que realmente consume su gato. En estos casos, se debe solicitar al cuidador que mida o pese la ración diaria ofrecida, así como la cantidad de alimento que quede en el comedero, repitiendo este proceso durante varios periodos de 24 horas.

También es importante preguntar sobre cualquier cambio relacionado con las preferencias o el comportamiento alimentario. El cuidador puede indicar que su gato se muestra “más hambriento de lo habitual” o que tiene “buen apetito” cuando observa comportamientos relacionados con la petición de alimento, como cuando se frota contra sus piernas o vocaliza a las horas de la comida. Aunque estos comportamientos sugieran interés por la comida, sigue siendo importante averiguar la cantidad de alimento que ingiere el gato. Algunos gatos pueden seguir “pidiendo” (y consumiendo) premios o alimento húmedo, a pesar de haber reducido la ingesta de alimento seco. Si el cuidador no presta mucha atención, puede pensar que su gato come bien, cuando en realidad la ingesta total de calorías no es la adecuada.

En hogares con varios gatos puede ser especialmente complicado determinar la ingesta de un gato en particular. En este caso, el cuidador debe prestar mucha atención a la dinámica del grupo, ya que un gato más atrevido puede dificultar el acceso al comedero a otro gato más tímido 3. Se cree que cuando los gatos están solos y nadie los observa, prefieren realizar varias comidas frecuentes y pequeñas; la mera presencia de otros animales puede limitar la ingesta de alimentos, incluso aunque no existan interacciones agresivas con otros gatos. También se debe tener en cuenta la ubicación del comedero; si se encuentra en un lugar elevado y el gato padece una enfermedad articular es posible que el gato ingiera menos calorías simplemente por el dolor o el esfuerzo que conlleva acceder al comedero. También pueden generar problemas los comederos situados cerca de electrodomésticos ruidosos, como una lavadora.

Las calorías necesarias para que el peso corporal se mantenga estable varían de un gato a otro, dependiendo de la edad, el estado sexual y el nivel de actividad. Como punto de partida, para un gato adulto sedentario y esterilizado, se puede considerar el aporte de 40-66 kcal/kg de peso corporal/día, siendo esta cantidad una orientación aproximada. Las necesidades energéticas basales/en reposo (NER) también se pueden calcular mediante una fórmula no lineal: peso corporal (kg)0.75 x 70. Para determinar las necesidades energéticas diarias reales (o de mantenimiento) de un gato de mediana edad, las NER se deben multiplicar por un factor de 1,2 a 1,4 4. Si el gato tiene un peso inferior al normal, los cálculos se deben realizar con el peso corporal ideal.

Según la experiencia de la autora, la pérdida de peso inexplicable en el gato (es decir, cuando los análisis de laboratorio rutinarios no revelan ningún hallazgo reseñable) acompañada de la ingesta calórica adecuada es poco frecuente. En este caso, los diagnósticos que se deben considerar incluyen el hipertiroidismo precoz, la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) y la insuficiencia pancreática exocrina (Tabla 1). Además, algunos gatos con caquexia por cáncer o con una infección crónica experimentan una pérdida de peso a pesar de la ingesta adecuada de alimentos; sin embargo, en estos casos es más frecuente la disminución del apetito 5. Los pacientes con trastornos caquécticos se pueden identificar por la pérdida de músculo sin pérdida de tejido adiposo; este patrón sugiere cambios metabólicos en parte promovidos por el aumento de citoquinas inflamatorias, como el factor de necrosis tumoral alfa y las interleuquinas 1 y 6. En el caso del gato con pérdida de peso inexplicable y disminución de la ingesta hay más causas posibles, por lo que en estos pacientes se debería considerar una lista de diagnósticos diferenciales más amplia (Tabla 2).

Tabla 1. Consideraciones diagnósticas en gatos con pérdida de peso inexplicable a pesar de una ingesta calórica adecuada o excesiva.

Trastorno Consideraciones diagnósticas iniciales
Hipertiroidismo Medir la tiroxina libre +/- fTSH
Insuficiencia pancreática exocrina Medir la TLI (trypsine-like immunoreactivity) en ayunas
Enfermedad inflamatoria/infiltrativa intestinal Medir el folato y la cobalamina (B12) séricos
Trastornos caquécticos (menos probable) Radiografías torácicas; ecografía abdominal

 

Tabla 2. Consideraciones diagnósticas en gatos con pérdida de peso inexplicable e ingesta calórica inadecuada.

Trastornos Consideraciones diagnósticas iniciales
Trastornos relacionados con dificultad de prensión/molestias orales Observar el comportamiento alimentario; exploración oral bajo sedación
Estrés psicológico Evaluación del entorno, modo de alimentación y cuidados en general
Enfermedad renal crónica Medir la SDMA*; controlar la presión arterial; cuantificar la proteinuria; ecografía
Pancreatitis Determinar la fPLI; ecografía
Enfermedad intestinal inflamatoria/infiltrativa Medir el folato y la cobalamina (B12); ecografía
Hipercalcemia idiopática Medir el calcio iónico; medir la hormona paratiroidea y la proteína relacionada con la paratohormona.
Trastornos caquécticos (p. ej., neoplasia; infección crónica). Radiografía torácica; ecografía abdominal

*SDMA = dimetilarginina simétrica

 

Paso 4: examinar los datos de laboratorio disponibles

Las pruebas analíticas básicas que como mínimo se deberían realizar en el gato con pérdida de peso deben incluir el hemograma completo, el perfil bioquímico con electrolitos y el análisis de orina. Si el gato tiene acceso al exterior se debe realizar una prueba de flotación fecal. Si el gato tiene 7 o más años, también se debe determinar la concentración total de tiroxina. Según las recomendaciones de la Asociación Americana de Veterinarios Especialistas en Felinos, cuando los gatos presentan evidencias de enfermedad sistémica también se deben realizar pruebas de la leucemia felina (FeLV) y de la inmunodeficiencia felina (FIV).

Aunque este enfoque es bastante completo, hay pacientes con una enfermedad orgánica significativa que pueden presentar una analítica “normal”. Por lo tanto, es importante examinar detenidamente los datos disponibles y compararlos, siempre que sea posible, con los resultados de análisis previos (ver Tabla 3). En los gatos sanos, algunos parámetros, como la creatinina y la albúmina, permanecen constantes durante muchos años; por tanto, puede resultar útil buscar tendencias en lugar de centrarse simplemente en los valores “anormales”. Por ejemplo:

  • La disminución de la albúmina sérica (aunque permanezca dentro del rango de referencia) puede indicar una enfermedad gastrointestinal (GI), como la EII o un linfoma de células pequeñas 6. Es importante tener en cuenta que muchos gatos con una disfunción significativa del sistema GI presentan heces bien formadas, por lo que las heces normales no descartan la posibilidad de una EII o de otros trastornos similares. Se debe determinar la concentración sérica de folato y cobalamina; un nivel inferior al normal apoya la sospecha de una enfermedad GI (en el siguiente apartado se proporciona más información).
  • La concentración de creatinina sérica puede estar dentro del intervalo de referencia “normal” en gatos con enfermedad renal crónica (ERC) en estadio 1, y en algunos gatos con ERC en estadio 2. Sin embargo, incluso en estadios iniciales, la ERC conlleva una pérdida importante de la función renal y los gatos afectados pueden presentar una pérdida de peso significativa 7. La causa de esta pérdida de peso es compleja, pero probablemente se deba a los cambios metabólicos asociados a la ERC y al efecto de las citoquinas inflamatorias sobre la ingesta de alimento. Un aumento de la concentración de creatinina sérica de más de 26 µmol/l (0,3 mg/dl) respecto al valor anterior en un gato euvolémico sugiere una pérdida significativa de la función renal. Esta posibilidad queda respaldada si además se observa una densidad urinaria < 1,035 o la presencia de proteinuria concomitante 8. En estos casos se debe realizar una investigación adicional del estado de la función renal, incluyendo la determinación de la presión arterial sistólica y la ecografía del sistema renal.
  • El resultado aparentemente “normal” de tiroxina (T4) total también se debe valorar detalladamente. A medida que los gatos envejecen, la T4 total se acerca gradualmente al límite inferior del intervalo de referencia. Un valor constante o aumentado en un gato con pérdida de peso es, por tanto, sugestivo de hipertiroidismo precoz y requiere una investigación adicional 9. Como norma general, cuando en un gato de edad avanzada y con pérdida de peso se observa un valor de la T4 total que se encuentra en la mitad superior del intervalo de referencia, se debe determinar la concentración de T4. libre. La determinación de la tirotropina específica felina (fTSH) también puede proporcionar información útil, ya que los gatos con hipertiroidismo presentan un valor inferior al normal 10.
  • En el gato, la concentración sérica de calcio total está poco correlacionada con la del calcio iónico y, por tanto, si el calcio total se encuentra dentro del intervalo de referencia, se podría pasar por alto un aumento del calcio iónico. Cuando el calcio total esté próximo al límite superior del intervalo de referencia, puede estar justificada la determinación del calcio iónico 11. La hipercalcemia, independientemente de la causa, suele estar asociada con hiporexia y en un estudio se ha encontrado que casi el 20% de los gatos diagnosticados de hipercalcemia idiopática presentaron pérdida de peso 12.
  • Si los resultados del hemograma completo son “normales” es menos probable sospechar una causa específica de pérdida de peso, pero un recuento de eosinófilos próximo al límite superior del intervalo de referencia puede ser significativo. En los procesos neoplásicos, como el linfoma y el mastocitoma, al igual que en las infecciones fúngicas y protozoarias, se liberan quimiocinas que atraen a los eosinófilos 13. También se puede observar un recuento elevado de eosinófilos en gatos con EII eosinofílica.

Tabla 3. Parámetros de laboratorio claves en gatos con pérdida de peso inexplicable y con unos resultados de la analítica normales.

Parámetro Consideraciones diagnósticas
Albúmina Una disminución con respecto al valor basal sugiere una enfermedad GI.
Considerar la determinación de las concentraciones séricas de folato y cobalamina.
Creatinina Un aumento con respecto al valor basal sugiere una ERC (en un paciente euvolémico).
Considerar la medición de la presión arterial sistólica y la ecografía renal.
Tiroxina Un aumento con respecto al valor basal o un valor dentro de la mitad superior del intervalo de referencia sugiere hipertiroidismo.
Considerar la medición de T4 libre +/- fTSH
Calcio El calcio total que se mantiene en el intervalo alto sugiere hipercalcemia.
Considerar la medición del calcio iónico.
Recuento de eosinófilos Un valor que se mantiene en el intervalo alto es sugestivo de linfoma, tumor de mastocitos, infección protozoaria o fúngica, EII eosinofílica.
Considerar la ecografía abdominal +/- pruebas de enfermedades infecciosas

 

Paso 5: pruebas laboratoriales adicionales

Si los resultados de los análisis básicos no proporcionan ninguna pista útil, la autora prioriza la investigación de la función del tracto GI y determina las concentraciones séricas de folato y cobalamina. La hipofolatemia indica una disfunción en la capacidad de absorción del duodeno, pero este hallazgo es relativamente poco sensible de enfermedad, por lo que un resultado normal no permite descarta la presencia de procesos inflamatorios o neoplásicos en el duodeno 14. La determinación de la concentración de cobalamina (B12) puede ser más útil, ya que un valor inferior al normal indica una enfermedad ileal, disbiosis intestinal o insuficiencia pancreática exocrina. En la clínica donde trabaja la autora se considera significativo un valor < 400 ng/l (intervalo de referencia: 290-1500 ng/l). Además, la deficiencia de cobalamina puede afectar al apetito, por lo que es importante identificarla y tratarla rápidamente 15.

También es útil considerar la posibilidad de pancreatitis crónica. Es posible que los gatos afectados no presenten vómitos ni signos de dolor abdominal, pero la ingesta de alimentos se verá disminuida en mayor o menor medida. Aunque el diagnóstico se confirma mediante la histopatología pancreática, el diagnóstico presuntivo se suele basar en la combinación de signos clínicos (que pueden limitarse a la hiporexia) y de hallazgos en la ecografía abdominal y/o en el valor la PLI (Pancreatic Lipase Immunoreactivity) felina. Un valor aumentado de este parámetro es muy indicativo de lesión activa de las células acinares pancreáticas; sin embargo, esta puede no ser la única causa de la pérdida de peso, por lo que se debe considerar la posibilidad de una enfermedad concomitante del tracto GI o sistémica 16. Además, el grado de inflamación del páncreas puede aumentar y disminuir a lo largo del tiempo, por lo que un resultado dentro del intervalo de referencia no descarta la posibilidad de episodios cíclicos de inflamación; en estos casos puede ser útil la realización de esta prueba de forma seriada.

En el perro, recientemente se ha reconocido a la proteína C reactiva como biomarcador de procesos inflamatorios y los niveles aumentados se han asociado con numerosos trastornos 17. La proteína C reactiva es una proteína de fase aguda positiva, de manera que en el perro se encuentra notablemente aumentada (a menudo > 20 veces) como respuesta a la inflamación, lesión o neoplasia. Lamentablemente, en el gato no parece ser de utilidad y no se considera un indicador fiable de enfermedad inflamatoria o neoplásica. En un estudio en gatos, no se observaron diferencias significativas entre los valores séricos de proteína C reactiva de gatos clínicamente normales y los de gatos que se habían sometido a una cirugía 18.

Audrey K. Cook

Si es evidente que la ingesta de alimento es inferior a la óptima, se debe intentar aumentar la ingesta calórica mientras se investiga el diagnóstico; las estrategias adecuadas incluyen ofrecer alimentos alternativos y administrar estimulantes del apetito.

Audrey K. Cook

Paso 6: pruebas de imagen

Según la autora, la ecografía abdominal suele ser una prueba diagnóstica de gran utilidad en el gato con pérdida de peso inexplicable. Se debe prestar especial atención a la evaluación del tracto GI, incluyendo la determinación tanto del grosor global de las distintas secciones del intestino como de la relación entre el grosor de la capa mucosa y la muscular. Como regla general, cualquier segmento del intestino delgado con un grosor de la pared > 3 mm debe ser motivo de preocupación; del mismo modo, la identificación de una capa muscular prominente puede ser indicativa de una patología 19. A veces se observa un engrosamiento difuso de la capa muscular en gatos clínicamente normales, pero suele estar asociado con más frecuencia a la EII o a procesos GI infiltrativos como el linfoma de células pequeñas y la histoplasmosis (Figura 3). En la ecografía también se pueden identificar otros trastornos intraabdominales que provoquen alguna molestia leve y una hiporexia secundaria, aunque para detectar cambios sutiles en la ecogenicidad es necesario disponer de un buen equipo de ecografía y de una experiencia notable (Figura 4) 16. En la ecografía también se pueden identificar fácilmente trastornos renales (p. ej., obstrucción ureteral o hidronefrosis) que posiblemente estén causando, de forma crónica, la suficiente molestia como para afectar a la ingesta de alimentos 20. Hay que tener en cuenta que, si el riñón contralateral no está afectado, la creatinina sérica y la densidad urinaria estarán dentro del intervalo de referencia.

Ecografía del yeyuno en un gato con pérdida de peso inexplicable y una concentración sérica de cobalamina inferior a la normal

Figura 3. Ecografía del yeyuno en un gato con pérdida de peso inexplicable y una concentración sérica de cobalamina inferior a la normal. Aunque el grosor general del intestino está dentro de los límites normales, se observa una capa muscular más prominente de lo esperado. Posteriormente, las biopsias endoscópicas confirmaron el diagnóstico de linfoma de células pequeñas.
© Cortesía del Servicio de Diagnóstico por la Imagen, Universidad A&M de Texas

Ecografía del lóbulo izquierdo del páncreas de un gato con pérdida de peso inexplicable y aumento intermitente de la PLI felina

Figura 4. Ecografía del lóbulo izquierdo del páncreas de un gato con pérdida de peso inexplicable y aumento intermitente de la PLI felina. Se observa el páncreas aumentado de tamaño e hipoecogénico con el mesenterio que lo rodea hiperecogénico.
© Cortesía del Servicio de Diagnóstico por la Imagen, Universidad A&M de Texas

Si se observan alteraciones de tamaño o ecogenicidad en órganos como el hígado, el bazo y nódulos linfáticos se deben obtener muestras mediante aspiración con aguja fina para su evaluación citológica.

Si la ecografía abdominal no proporciona ningún dato orientativo adicional, el siguiente paso sería obtener radiografías torácicas. El hecho de no observar signos clínicos de enfermedad respiratoria no permite descartar la posibilidad de afecciones, como la neoplasia pulmonar, que podrían explicar la pérdida de peso 21. Se deben realizar tres proyecciones (lateral izquierda, lateral derecha y ventrodorsal) y puede ser útil contar con un especialista acreditado para su interpretación (Figura 5).

Right lateral thoracic radiograph of an 11-year-old cat with unexplained weight loss

Ventrodorsal thoracic radiograph

Figura 5. (a) Radiografía torácica lateral derecha de un gato de 11 años con pérdida de peso inexplicable. Se observa un área con densidad de mineralización justo caudal a la carina. (b) Radiografía torácica ventrodorsal del mismo gato. Se aprecia una masa de tejido blando en el tórax izquierdo que borra la silueta cardiaca y la pared lateral del cuerpo. En toda la masa se observan opacidades minerales angulares multifocales, más numerosas dorsalmente, y una gran opacidad gaseosa redondeada dentro de la masa. Existe un leve desplazamiento mediastínico hacia la derecha. Los hallazgos citológicos fueron compatibles con un carcinoma.
© Cortesía del Servicio de Diagnóstico por la Imagen, Universidad A&M de Texas

 

Paso 7: medidas de apoyo

Si es evidente que la ingesta de alimento es inferior a la óptima, se debe intentar aumentar la ingesta calórica mientras se investiga el diagnóstico; las estrategias adecuadas incluyen ofrecer alimentos alternativos y administrar estimulantes del apetito. Lo ideal es que los alimentos ofrecidos tengan una elevada densidad energética y sean muy palatables; la digestibilidad también puede ser una característica importante cuando se sospecha de una disfunción GI.

El comportamiento felino en cuanto a las preferencias alimentarias es complejo y los gatos muchas veces muestran rechazo hacia un alimento nuevo. Por ejemplo, puede resultar complicado que un gato acostumbrado a comer exclusivamente alimento seco tome alimento húmedo; es posible que el gato pruebe el nuevo alimento, pero no consumirá la cantidad adecuada. Incluso también puede resultar complicado un simple cambio de forma de croquetas o de sabor si el gato no está acostumbrado a tomar alimentos nuevos. Por regla general, el alimento anterior se debe ofrecer junto a una o dos opciones nuevas, sirviéndolo en un comedero separado y comprobando si se consume en 24 horas antes de tomar cualquier decisión. Es muy importante medir cuidadosamente la cantidad de alimento ingerido para poder controlar adecuadamente la ingesta calórica.

Aumentar la palatabilidad del alimento, tanto si es conocido como nuevo, añadiendo una pequeña cantidad de fuente de proteínas muy aromática (p. ej., atún o salmón) puede ser útil para estimular la ingesta. A corto plazo (2-3 semanas), es poco probable que la alimentación casera sea perjudicial. Sin embargo, si la alimentación casera es desequilibrada y se mantiene durante un tiempo prolongado, las consecuencias pueden ser importantes; en estos casos es recomendable consultar con un veterinario especialista en nutrición.

Durante esta última década, se han utilizado varios fármacos no autorizados para estimular la ingesta de alimentos en gatos. La seguridad y la eficacia de muchos de ellos es cuestionable. Afortunadamente, ahora existen dos productos que se han autorizado en muchos países para el tratamiento específico de la pérdida de peso en gatos. La mirtazapina se puede administrar por vía transdérmica en la superficie interna del pabellón auricular a una dosis de 2 mg/gato cada 24 h 22. Se cree que este fármaco estimula el apetito al aumentar la concentración de norepinefrina en el sistema nervioso central además de actuar como antagonista de subtipos específicos de receptores de serotonina. En un estudio en el que se evaluó su efecto en gatos con una pérdida de peso involuntaria ≥ 5%, el grupo que recibió tratamiento aumentó como media un 3,9% de su peso corporal en 2 semanas, mientras que el grupo placebo solo aumentó un 0,4% de su peso 22. La mirtazapina transdérmica se suele tolerar bien, aunque se ha descrito la presencia de irritación cutánea en el lugar de la aplicación. La sobredosis puede provocar vocalización, agitación y vómitos, y la dosis o la frecuencia recomendadas se deben reducir en los gatos con enfermedades hepáticas o renales significativas.

La capromorelina es un agonista del receptor de la grelina, y en EE.UU. se ha autorizado un producto en gatos para administrar por vía oral a una dosis de 2 mg/kg cada 24 h 23. La grelina es una hormona peptídica secretada por la mucosa gástrica; durante el intervalo interprandial se produce un aumento de la concentración sérica, lo que estimula el comportamiento de buscar alimento. Este producto se ha aprobado específicamente para la ERC en el gato y se ha demostrado que favorece el aumento de peso en los gatos afectados. En un estudio de ocho semanas de duración, los gatos que recibieron tratamiento aumentaron como media más del 5% de su peso corporal; los gatos del grupo placebo perdieron como media un 1,6% de su peso 24. La grelina tiene importantes propiedades antiinflamatorias y, además, estimula la secreción de la hormona del crecimiento. Los efectos secundarios incluyen la salivación y, ocasionalmente, la disminución temporal de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial tras la administración de las primeras dosis.

Si con estas sencillas medidas no se puede mantener la ingesta adecuada de alimentos, se deben considerar otras opciones más agresivas (p. ej., la colocación de una sonda de alimentación esofágica).

Conclusión

En el gato, incluso la leve pérdida de peso puede ser indicativa de un trastorno subyacente importante; los gatos (al igual que las personas) tienden a mantener un peso estable o a aumentar de peso lentamente con el tiempo, a menos que se restrinja deliberadamente la ingesta calórica o se desarrolle una enfermedad. Por lo tanto, la pérdida de peso inexplicable requiere una evaluación lógica y exhaustiva. Se deben instaurar medidas de apoyo para favorecer la ingesta adecuada mientras se investiga el diagnóstico.

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Audrey K. Cook

Audrey K. Cook

La Dra. Cook se licenció con honores por la Universidad de Edimburgo (Escocia) y posteriormente realizó una residencia en Medicina Interna de Pequeños Animales en la Universidad de California, en Davis Leer más

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