Necesidades hídricas y comportamiento de ingesta de agua en el gato
El agua es una de las moléculas más básicas del universo....
Número de edición 28.3 Nutrición
Fecha de publicación 11/01/2018
Disponible también en Français , Deutsch , Italiano , Português , English y 한국어
Nadie ha dicho nunca que las vitaminas fueran un tema fácil de entender y, aunque son esenciales para la vida, el exceso o el defecto de una vitamina puede marcar una gran diferencia en la salud de un animal. Valerie Parker nos lo aclara todo en su excelente artículo de revisión sobre la Vitamina D.
El metabolismo de la vitamina D es complejo y existen numerosos factores, tanto alimentarios como hormonales, que influyen en el mismo.
La vitamina D se puede suplementar de varias formas, pero todavía no se ha determinado cuál es la mejor en la mayoría de las enfermedades.
Conocer la cantidad de vitamina D que ingiere un perro a través del alimento no permite predecir si el nivel de 25 (OH)D plasmático es adecuado o no.
Los valores de la concentración de los metabolitos de la vitamina D pueden variar en función del método de medición empleado, por lo que es posible que no se puedan comparar los resultados de diferentes laboratorios.
Se han determinado los metabolitos de la vitamina D en perros con varios tipos de enfermedad renal, como la insuficiencia renal aguda, la enfermedad renal crónica (ERC) y la nefropatía perdedora de proteínas. Los perros con ERC presentan niveles más bajos de 25(OH)D y de 1,25(OH)2 D que los perros del grupo control 3 4 5. Los metabolitos de la vitamina D están correlacionados con el estadio de la enfermedad renal (según el criterio de la Sociedad Internacional de Interés Renal), puesto que los perros con enfermedad renal en estadio 3 presentan una menor concentración de 25(OH)D, de 1,25(OH)2 D y de 24,25(OH)2 D que en los perros del grupo control 3 4. Sin embargo, en otros estudios se ha observado que muchos perros presentan niveles de 25(OH)D y de 1,25(OH)2 D dentro del intervalo de referencia 6 7. Esta ausencia de diferencias significativas se puede explicar por la inclusión de perros con ERC en estadios iniciales. También es posible que no se hayan encontrado diferencias significativas en las concentraciones de los metabolitos de vitamina D porque los intervalos de referencia sean relativamente amplios o por el método utilizado para calcular dichos intervalos.
Una de las consecuencias de la ERC es el desarrollo de hiperparatiroidismo secundario y la aparición de alteraciones óseas y minerales (Figura 2). La concentración plasmática de FGF-23 se encuentra aumentada en perros con ERC, y se ha observado que la concentración de FGF-23 se correlaciona inversamente con la concentración de 25(OH) D, de 1,25(OH)2 D y de 24,25(OH)2 D, así como con el tiempo de supervivencia (4,8). Desde hace varias décadas se ha recomendado el tratamiento con calcitriol en el perro con ERC e hiperparatiroidismo secundario para reducir la concentración de PTH y mejorar la calidad de vida del animal. Sin embargo, se necesitan más estudios clínicos controlados prospectivos para determinar cómo influye la suplementación de las diferentes formas de la vitamina D en la concentración del FGF-23, en la expresión de Klotho, en la repleción de la vitamina D, en la calidad de vida, en el mantenimiento de la función renal y en el tiempo de supervivencia.
Por último, se ha indicado que los perros con insuficiencia renal aguda presentan una concentración significativamente inferior de 25(OH)D y de 1,25(OH)2 D que los perros del grupo control, aunque dichas concentraciones se encontraban dentro de los límites de referencia en la mayoría de los perros (7/10) 6. Estos hallazgos pueden atribuirse a la inflamación aguda o a la enfermedad crítica, o también, podrían ser resultados erróneos. En los perros con proteinuria, la concentración de 25(OH)D, de 1,25(OH)2 D y de 24,25(OH)2 D es significativamente inferior que en los perros del grupo control. Esta asociación se ha determinado de manera concluyente en personas con proteinuria y, en estos casos, es frecuente el tratamiento con activadores de los VDR para controlar la proteinuria.
Existen diversos mecanismos por los que la enfermedad renal puede alterar el metabolismo de la vitamina D, como la menor ingesta de vitamina D, la menor conversión enzimática del colecalciferol a 25(OH)D en el hígado, la disminución de la activación de la 25(OH)D a la 1,25(OH)2 D mediante la 1α-hidroxilasa y la mayor inactivación de la 25(OH)D y de la 1,25(OH)2 D. En caso de proteinuria, además, se deben considerar otros posibles mecanismos, como la pérdida urinaria de la VDBP (con la 25(OH)D y la 1,25(OH)2 D unida a la VDBP) y la menor endocitosis de la 25(OH)D en las células renales como consecuencia de la disminución de la expresión de la megalina en los túbulos renales. Además, la inflamación puede hacer que la concentración de 25(OH)D disminuya.
Valerie J. Parker
En perros con linfoma, con y sin hipercalcemia, se ha observado una gran variabilidad en las concentraciones séricas de 1,25(OH)2 D. En el perro se ha demostrado in vitro que el calcitriol puede tener actividad antineoplásica frente al osteosarcoma, al carcinoma de células escamosas, células neoplásicas epiteliales de la próstata, al carcinoma de células transicionales, al carcinoma mamario y al mastocitoma. En un estudio en perros se demostró el efecto sinérgico de la administración de calcitriol y cisplatino frente a varios tumores (como el osteosarcoma y el condrosarcoma) 10. En otro estudio, se indicó que el tratamiento con calcitriol podría inducir la remisión del mastocitoma, pero dado el alto porcentaje de toxicidad (hipercalcemia y azotemia) dicho estudio se tuvo que interrumpir 11.
Los osteoblastos y los condrocitos expresan la 1α-hidroxilasa y el VDR, pero se desconoce si la vitamina D, directa o indirectamente, desempeña un papel en el crecimiento y la mineralización del hueso. El raquitismo es una enfermedad metabólica ósea que suele estar causada por una alimentación deficiente en vitamina D, calcio o fósforo, o por defectos genéticos que afectan al metabolismo de la vitamina D o del fósforo (Figura 3). La anomalía clínica más frecuente es el ensanchamiento del cartílago de crecimiento de los huesos de rápido crecimiento, como el cúbito y el radio. A nivel histológico, como consecuencia de la acumulación de condrocitos hipertróficos, los cartílagos de crecimiento aparecen engrosados e irregulares. Los animales que reciben alimentos desequilibrados a base de carne sin suplementos de vitamina D tienen mayor riesgo de presentar osteodistrofia fibrosa que raquitismo, debido al desarrollo de hiperparatiroidismo nutricional. El tratamiento del raquitismo de origen dietético implica un cambio de alimentación para que el animal reciba un alimento completo y equilibrado.
En el ser humano se reconocen dos tipos de trastornos recesivos autosómicos responsables del raquitismo dependiente de la vitamina D (RDVD). El RDVD de tipo I está causado por un defecto en el gen que codifica para la 1α-hidroxilasa, lo que se traduce en una activación inadecuada de la 25(OH)D para formar la 1,25(OH)2 D. Como resultado, la concentración de 25(OH)D se mantiene en el intervalo de referencia, pero la de la 1,25(OH)2 D queda por debajo. El RDVD de tipo II está causado por un defecto en el gen VDR, lo que da lugar a hipocalcemia, a hiperparatiroidismo secundario y a una concentración elevada de 1,25(OH)2 D. En el perro se han descrito algunos casos de ambos tipos de RDVD 18 19. El tratamiento del RDVD de tipo I conlleva el aporte de suplementos de 1,25(OH)2 D y suele tener un mejor pronóstico que el del tipo II, en el que es necesario proporcionar dosis altas de 1,25(OH)2 D y de calcio. La mayoría de las mutaciones en las personas dan lugar a un VDR defectuoso que puede llegar a ser refractario a dosis elevadas de 1,25(OH)2 D. Algunos niños se pueden tratar con dosis altas de 1,25(OH)2 D para subsanar la falta de afinidad por la unión con la 1,25(OH)2 D.
En muchos estudios se ha observado una disminución de la concentración de los metabolitos de la vitamina D en perros con diversas enfermedades; sin embargo, todavía no se ha determinado si estos animales deben recibir suplementos de vitamina D o de sus metabolitos, y, en caso de suplementar, cuál es la mejor forma de proporcionarlos. Entre las posibles opciones se encuentran la vitamina D2 (ergocalciferol), la vitamina D3 (colecalciferol), el calcidiol, el calcitriol y otros activadores del VDR (p.ej., el paricalcitol). En un estudio prospectivo de la dermatitis atópica canina, se observó que el prurito y la puntuación de las lesiones mejoraban con el aporte de colecalciferol 1. La toxicidad fue mínima, pero fueron necesarias dosis extremadamente elevadas (de hasta 1400 UI/kg, por encima de las recomendaciones de la AAFCO o del NRC) para influir en la concentración sérica de 25(OH)D y en los signos clínicos. Recientemente, se ha aprobado una fórmula de liberación modificada de la 25(OH)D para el tratamiento de la ERC avanzada en personas4 . En perros, se ha observado que el aporte suplementario de 25(OH)D da lugar a un aumento de la concentración sérica de 25(OH)D más rápido y eficiente que la suplementación con el colecalciferol, pero es necesario realizar más estudios para determinar la pauta de dosificación recomendada.
El objetivo de la suplementación de la vitamina D o 25(OH)D debería ser aumentar la concentración sérica de 25(OH) y mejorar determinados resultados de la enfermedad que se maneja (como la disminución del prurito y la mejor tasa o duración de supervivencia). La forma de administrar el suplemento de vitamina D, la vida media del producto y los posibles efectos tóxicos pueden variar, por lo que hay que ser precavidos y realizar un estrecho seguimiento durante el tratamiento.
La toxicosis por vitamina D se suele diagnosticar tras la aparición de hipercalcemia y, por tanto, existe el riesgo subyacente de insuficiencia renal aguda y la mineralización de los tejidos blandos. La hipercalcemia por exceso de vitamina D es un hallazgo relativamente tardío. Existen varios factores que influyen en la posible toxicidad de la vitamina D, entre los que se encuentran la lipofilicidad, la afinidad de los metabolitos de la vitamina D por la VDBP, y la velocidad de síntesis y degradación de los metabolitos. La vitamina D es liposoluble y este es el principal motivo de que su vida media sea larga y llegue aproximadamente a los 2 meses. La vida media de la 25(OH)D es de unas 2- 3 semanas y la de la 1,25(OH)2 D es de 4-6 horas.
En medicina humana es posible que se desarrolle hipercalcemia, por exceso de vitamina D, cuando la concentración sérica de 25(OH)D supera los 100-150 ng/ ml. En varios estudios con diferentes especies animales (ratas, vacas, cerdos, conejos, perros y caballos), se ha identificado hipercalcemia cuando la concentración plasmática de 25(OH)D sobrepasa los 150 ng/ml. Las causas de toxicosis por vitamina D más frecuentes en el perro incluyen la ingestión de rodenticidas con colecalciferol (Figura 4) o de cremas para la piel que contienen calcitriol o análogos del calcitriol (calcipotriol o calcipotriene). A veces, los errores en la formulación de los alimentos para mascotas pueden contribuir al exceso de vitamina D. La toxicosis iatrogénica, que generalmente se identifica mediante la concentración de 1,25(OH)2 D, se puede desarrollar de forma secundaria al aporte suplementario de calcitriol en el manejo del hiperparatiroidismo secundario a la enfermedad renal, al hipoparatiroidismo primario, a la EPP o al tratamiento pre- o postquirúrgico del hiperparatiroidismo primario.
Cabe señalar que la hipercalciuria se desarrolla durante las primeras fases de la toxicosis por vitamina D, antes de que aparezca hipercalcemia, y puede resultar perjudicial al aumentar el riesgo de formación de urolitos que contengan calcio en su composición y del desarrollo de lesión renal. En medicina humana, el cociente calcio/ creatinina se utiliza para detectar hipercalciuria, y este mismo enfoque se está investigando en perros con urolitos compuestos por calcio.
La homeostasis de la vitamina D se caracteriza por la compleja interacción entre los metabolitos de la vitamina D, el calcio ionizado, el fósforo, el FGF-23 y Klotho. Además, los mecanismos de regulación se pueden alterar de diversas maneras. Aunque todavía no se ha determinado el intervalo de referencia para los niveles séricos de los metabolitos de la vitamina D en perros sanos, muchas enfermedades están asociadas a la baja concentración de dichos metabolitos, mientras que otras están relacionadas con concentraciones elevadas. Muchas veces se puede aplicar el dilema “del huevo o la gallina”, ya que todavía no se sabe con certeza si la deficiencia en vitamina D es la causa o la consecuencia de la enfermedad. Es necesario realizar más estudios para determinar si la suplementación de vitamina D en diversas enfermedades caninas puede mejorar el pronóstico de los pacientes, y para establecer la composición y la pauta de administración más adecuados para la suplementación de vitamina D.
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Valerie J. Parker
La Dra. Parker es licenciada en veterinaria por la Universidad de Tufts y completó un internado en Pequeños Animales en el Hospital Veterinario Animal Medical Leer más
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