Diagnóstico de la pancreatitis en el perro
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Número de edición 29.3 Endocrinología
Fecha de publicación 09/04/2020
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La diabetes mellitus puede tener efectos importantes sobre el metabolismo; la Dra. Vandendriessche nos ofrece un enfoque basado en el sentido común para abordar el manejo nutricional de estos pacientes y realiza un breve resumen sobre cómo la elección de la dieta y los cambios del estilo de vida pueden ayudar a controlarla de forma óptima.
La diabetes felina tipo 2 es una enfermedad muy frecuente y el tratamiento puede ser satisfactorio si se sigue un enfoque holístico, con insulinoterapia y un manejo dietético adecuado.
La alimentación del gato diabético debe estar diseñada para conseguir una pérdida de peso gradual y asegurar la saciedad y un buen control de la glucemia.
La diabetes mellitus es probablemente la endocrinopatía más frecuente en el gato y, concretamente el tipo 2 es mucho más común que el tipo 1, puesto que el 95% de los gatos diabéticos se diagnostican con diabetes mellitus tipo 2. Cada paciente nuevo con diabetes supone un reto para el veterinario, tanto desde el punto de vista médico como dietético, ya que se deben tener en cuenta muchos factores con el objetivo de alcanzar la euglucemia y de mejorar la calidad y esperanza de vida del paciente.
No solo se debe iniciar el tratamiento médico correcto con una insulina de acción prolongada, sino que también hay que adaptar la nutrición y el manejo de cada paciente felino para reducir (e, idealmente, suprimir) la dosis de insulina y conseguir que el gato alcance su peso corporal ideal. Todos estos cambios se deben consensuar con el propietario, teniendo en cuenta su disponibilidad, así como las preferencias del gato; de lo contrario, es poco probable tener éxito en el cumplimiento de las recomendaciones propuestas. Como veterinaria y nutricionista certificada, y gracias a la experiencia que he obtenido a lo largo de los años con este tipo de pacientes, espero ofrecer en este artículo consejos útiles para que el veterinario pueda abordar con mayor seguridad este tipo de casos.
Muchos de los gatos con diabetes tipo 2 padecen, en mayor o menor grado, obesidad (Figura 1). Por tanto, es necesario modificar su alimentación y utilizar una dieta especialmente diseñada para la pérdida de peso; no obstante, es esencial controlar dicha pérdida de peso para que el gato permanezca en buen estado de salud con una dieta que limite la carga glucémica. Este tipo de dietas suelen ser bajas en energía, altas en fibras y proteínas, y bajas en carbohidratos solubles; también deberían estar suplementadas con antioxidantes y L-carnitina. Una dieta de bajo contenido energético permite ofrecer al gato una ración de mayor volumen, lo que ayuda a mantener la sensación de saciedad entre comidas; además, el aumento de fibras insolubles en la dieta también contribuye a la saciedad. Por otro lado, el aporte de fibras solubles de la dieta ralentiza la absorción de nutrientes, lo que ayuda a controlar la glucemia. Para evitar la degradación muscular, como consecuencia de la restricción calórica, es necesario que el nivel de proteínas sea elevado; si la actividad física aumenta, se consigue un efecto sinérgico (ver más adelante), por lo que ambas estrategias pueden promover conjuntamente el desarrollo de la masa muscular corporal. Los antioxidantes combaten los efectos nocivos de la inflamación crónica asociada a la obesidad, y la L-carnitina facilita que la fuente de energía utilizada por las células sea la grasa y no la glucosa.
La elección entre una dieta húmeda o una seca se deber realizar conjuntamente con el propietario teniendo en cuenta las preferencias y los hábitos del gato. En general, las dietas húmedas suelen tener un mayor efecto de saciedad; por lo que una buena opción, cuando el gato no toma alimento enlatado o en sobres, consiste en humedecer las croquetas de la comida seca con agua. Otra ventaja de las croquetas humedecidas o de las dietas húmedas es que favorecen la salud del tracto urinario, ya que en los gatos con diabetes y/u obesidad, la cistitis es frecuente. Sin embargo, lo más importante es asegurar que el gato ingiera la dieta de forma regular y predecible (lo que en algunos casos solo se puede conseguir con una dieta seca).
La cantidad de alimento que hay que administrar se debería calcular en función del peso ideal estimado. Como punto de partida se podrían proporcionar 293kJ (70 kcal) por kg de peso metabólico; lo ideal es que el gato pierda cada semana entre un 0,5 y un 2% de su peso corporal con la nueva dieta. Por consiguiente, se debe pesar al gato en cada consulta de seguimiento (Figura 2) para ajustar la ración en función de la pérdida de peso lograda.
Otro factor esencial para el manejo de estos pacientes es el control de la alimentación. El modo de alimentación se debe adaptar de forma individual y en relación con la administración de insulina. Es decir, el gato debe recibir dos comidas principales (2x 30% de la ración diaria) espaciadas 12 horas entre sí, previas a la administración de insulina, y el resto se puede dar en raciones pequeñas a lo largo del día.
Si el gato solo toma una dieta húmeda, las tomas dependerán del horario del propietario, puesto que la dieta se debe proporcionar fresca. Si el gato toma una dieta seca, hay que invertir en uno, o más, comederos automáticos. Estos dispensadores de alimento permiten que el gato realice varias comidas pequeñas repartidas a lo largo del día, lo que imita al comportamiento natural del gato (Figura 3). La ventaja de tener más de un comedero automático es que el gato tiene que hacer más ejercicio; es decir, tiene que moverse para ir de un comedero a otro. Sin embargo, es importante cambiar la programación de los comederos diariamente, para que el gato no sepa cuál es el que se abrirá dependiendo de la hora. En caso de no hacerlo, el gato simplemente esperará delante del comedero que sabe que se abrirá.
Veerle Vandendriessche
Tal y como se ha mencionado antes, en estos pacientes es necesario estimular la actividad física y, muchas veces, esto se puede conseguir simplemente cambiando el modo de alimentación. Algunas de las opciones disponibles son:
En resumen, cada gato con diabetes tipo 2 debe tener su propia modalidad de alimentación, y, en caso necesario, se debe prescribir una dieta específicamente diseñada para conseguir una pérdida de peso saludable, un control de la glucemia y reducir el tiempo necesario para alcanzar la euglucemia. Además, si esto se acompaña de modificaciones sencillas del estilo de vida y del entorno del gato, será más fácil mejorar la calidad de vida y conseguir la pérdida de peso deseada.
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Veerle Vandendriessche
La Dra. Vandendriessche se licenció por la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Ghent en el año 2005. Leer más
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